Morrisey Autobiografia

El debut de Morrissey como cantante con The Smiths a mediados de la década de 1980 supuso el descubrimiento de una nueva estrella en el firmamento musical del Reino Unido. The Smiths destacaron por su originalidad y por la guitarra de Johnny Marr; pero, sobre todo, por todo lo que Morrissey transmitió con su actitud, su voz y sus letras. Antes de ese surgimiento, Morrissey no era más que un joven desempleado, enamorado de la… Ver más Ocultar El debut de Morrissey como cantante con los Smiths, a mediados de los años ochenta, supuso el descubrimiento de una nueva estrella en el firmamento musical. del Reino Unido The Smiths destacaron por su originalidad y por la guitarra de Johnny Marr; pero, sobre todo, por todo lo que Morrissey transmitió con su actitud, su voz y sus letras. Antes de esa eclosión, Morrissey no era más que un joven desempleado, enamorado de la poesía y sin demasiadas expectativas de marcharse de su Manchester natal. En su Autobiografía, Morrissey nos cuenta su infancia infeliz, su adolescencia marcada por colegios donde la ley la dicta la vara y la correa, su juventud sin rumbo y el agridulce descubrimiento de la música como vía de escape y, al mismo tiempo, como actividad conflictiva. Morrissey ha alcanzado la categoría de icono pop de su generación, una consideración que, como él mismo se encarga de comprobar, está lejos de ser una bagatela. Las discográficas te han estafado. Sus compañeros lo han engañado. Los medios lo han difamado. Algunos de sus amigos lo han abandonado. Su infancia y adolescencia dickensianas en un Manchester gris, sucio y miserable no han sido más que el anticipo de todo lo que vendría después. Ahora, cuando Morrissey ha sido votado como el segundo icono británico más grande por los espectadores de la BBC, cuando sus álbumes alcanzan constantemente la cima de las listas de éxitos de todo el mundo, cuando artistas como David Bowie, Nancy Sinatra, Marianne Faithfull, Chrissie Hynde o My Chemical Romance interpretan sus canciones… Ahora Morrissey declara que para él no hay nada más importante que la lucha por los derechos de los animales, la poesía y la privacidad El debut de Morrissey como cantante con los Smiths, a mediados de los ochenta, supuso el descubrimiento de una nueva estrella en el Reino Unido firmamento musical. The Smiths destacaron por su originalidad y por la guitarra de Johnny Marr; pero, sobre todo, por todo lo que Morrissey transmitió con su actitud, su voz y sus letras. Antes de esa eclosión, Morrissey no era más que un joven desempleado, enamorado de la poesía y sin demasiadas expectativas de marcharse de su Manchester natal. En su Autobiografía, Morrissey nos cuenta su infancia infeliz, su adolescencia marcada por colegios donde la ley la dicta la vara y la correa, su juventud sin rumbo y el agridulce descubrimiento de la música como vía de escape y, al mismo tiempo, como actividad conflictiva. Morrissey ha alcanzado la categoría de icono pop de su generación, una consideración que, como él mismo se encarga de comprobar, está lejos de ser una bagatela. Las discográficas te han estafado. Sus compañeros lo han engañado. Los medios lo han difamado. Algunos de sus amigos lo han abandonado. Su infancia y adolescencia dickensianas en un Manchester gris, sucio y miserable no han sido más que el anticipo de todo lo que vendría después. Ahora, cuando Morrissey ha sido votado como el segundo mayor icono británico por los espectadores de la BBC, cuando sus álbumes alcanzan constantemente los primeros puestos de las listas de éxitos de todo el mundo, cuando artistas como David Bowie, Nancy Sinatra, Marianne Faithfull, Chrissie Hynde o My Chemical Romance interpretan sus canciones… Ahora Morrissey declara que para él no hay nada más importante que la lucha por los derechos de los animales, la poesía y su intimidad